Las reformas catastrales han sido tema candente en las esferas políticas de México. Argumentos de ambos lados abundan; mientras algunos ven en esto una oportunidad para mejorar la eficiencia, otros creen que podría agravar problemas ya existentes.
En lo que todos parecen coincidir es en que el sistema actual ya no es adecuado para la realidad energética y económica del país. Sin embargo, pese a las discusiones, los cambios se demoran, impactando a innumerables propietarios que quedan en el limbo. Pero hay más en esta historia de lo que parece…
Los proponentes de las reformas subrayan la transparencia y la modernización del proceso que propiciarán. Éstos pueden traer consigo un alivio financiero y simplificar las maniobras legales. Sin embargo, muchos todavía temen el impacto tranzacional que tales cambios podrían ocasionar. Pero lo que evocan estas reformas es un cambio de paradigma que está más cerca de lo que pensamos…
Viendo hacia el futuro, los analistas sugieren que la flexibilidad que traen estas reformas podría superar a todos niveles de incertidumbre fiscal conocidos. Pero, como siempre, todo cambio viene con su cuota de riesgo, y la duda principal es cómo se presentará realmente este nuevo panorama. ¿Estamos realmente preparados para lo que viene?